Muchas de las cosas que me dijiste al oído no llegué a entenderlas,
sin embargo el escalofrío fue tan profundo que la materia dejó de crecer,
luego caí en el silencio
y comenzó el auge de las cosas sin finalidad.
Goteaban,
a trasluz parecían no tener importancia,
era el olvido
que había pintado los carriles de nuevo.
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