viernes, 24 de mayo de 2013

R.I.P.


El 4 de Mayo supuso el final de Recitar en el desierto, puesto que, en una hermosa fiesta sorpresa, me regalaron todos los poemas aquí colgados mediante la edición de un precioso libro. Este momento, casualmente, ya madurado hacía un tiempo, supone la hibernación de este blog pero no la muerte de mi poesía, ya que he comenzado a ofrecer mi poemas en lugar otro con el siguiente link



Espero que visitéis mi nuevo hogar literario y disfrutéis de todo lo que allí mi ingenio sea capaz de crear

lunes, 1 de abril de 2013

PARTIDA DE BOLOS


Dentro de otra vida
cuentan menos las sombras,
dentro de esta vida
las bolas blancas ganan en número y en tamaño,
entonces no hay nada que perder.
Molestan los insectos,
los aguaceros enmiendan,
cansa lo mismo los bustos que los detalles monocromáticos,
se depositan en el mar las aves a descansar,
alguna despierta sin recordar quién es su dios,
con la lengua desgastada y los ojos de otra vida.
La bola camina indecisa hacia la barrera,
que se abrirá a su paso, siempre lo ha hecho así,
no tiene porque cambiar ahora,
las demás pistas derriban sus piezas,
claman por sus sustitutos aplaudidos mientras fueron humanos.

sábado, 2 de marzo de 2013

CATACLISMO



“Recogieron los pálidos huesos hermanas y amigos
que gemían surcando los rostros de innúmeras lágrimas”
                                                                                                                                             (Homero)

Id bebiendo,
os espero allí donde quede un pedazo de tierra,
picos apenas reconocibles,
refugio para los cobardes.
Id nadando mientras podáis sosteneros contra las volutas de nácar,
las suaves columnas que sostenían nuestros pies han caído,
abismos a partir de ahora.
Bestia que gobiernas las simas,
déjalos hundirse sin destrozarlos,
que la carne y el oxigeno los separe mientras la luz desmenuza las palabras,
es poco para este tiempo de putrefacción,
contén a las fieras,
llegará luego el festín,
los huesos, ya solos, hollarán en el lodo,
gran premio del retroceso y la solidificación.
Vapor que nos despiertas al alba,
ten piedad cuando tengamos que decir adiós,
transforma el agua en sueño,
madúranos las palmas,
recoge la fruta fría que nos turba y empuja a la aniquilación,
somos poco para contentarte. 

domingo, 30 de diciembre de 2012

MOLESTAR A LOS QUE LANZAN


Con los que he hablado,
con los que me he cruzado una mirada,
con los que me he rozado en silencio la ropa en el ascensor,
con los que he siseado un saludo,
de todos estos, cuántos habrán muerto,
cuántos morirán esta noche
cuántos esperan que muera yo primero.
Los consolaría con mis mejores palabras,
presentándoles en esta mesa piezas de nombre impostado,
pudieran parecer infinitas, afiladas para impedir su posesión,
para permanecer juntas,
agarradas a su verdadera forma,
perdidas en el mano a mano,
generación a generación,
herencia a herencia,
exacta silueta ahora que la luz choca de frente
y las podríamos palpar si fuera posible
pero yerran,
la consecuencia es siempre la misma: se reúnen los sabios a discutir como equivocarse,
los demás miran para otro lado y dicen la suya,
es hora de admitir lo que conocemos,
elipse en vertical, enroscándose en la piel hasta donde el cuerpo aguante,
ahí, en el tope,
lo enterraremos, envuelto en la suave piel de los sacrificados,
será un día perfecto para olvidar el qué y el dónde,
memorable para quedarse en blanco.

lunes, 3 de diciembre de 2012

AUTORRETRATO


Rezo cada noche
para que me apuñale la poesía,
que su cuchilla encajada me acompañe entre estos árboles esqueléticos,
de ramas secas, rotas a disparos,
y papeles prestos para el incendio.
¿Qué más hay en mis manos para sobrevivir?
Golpean las cosas tan rápido que es imposible reconocerlas,
solo mirarlas y oírlas,
así es como la rueda que eleva el agua hacia la acequia me desvela,
me obliga a levantarme, a ofrecer mi costado,
el fuego que me acompañará, tenue, abigarrado en los intestinos, no dispuesto a soldarse,
es una huella, fundida mediante hilos que prenden de los extremos más solitarios y empujan de un lugar bajo los ojos hasta el río Orontes, inapelable en su juicio,
solo queda apretar las manos
y escribir, no olvidar jamás ese aliento frío de alivio.

lunes, 5 de noviembre de 2012

1603 GRAMOS


Al entregarle a la empleada de correos el paquete,
remendado de precinto y con algún golpe,
lo miró igual que a los cientos de paquetes que se cruzan con ella al cabo del día,
igual que la gente desconocida que la mira desde el otro lado del mostrador
como si no fueran reales. En la báscula el peso eterno:
mil seiscientos tres gramos empujando contra mi pecho y mi palabra,
mil seiscientos tres gramos que silenciaban treinta y seis meses, sepultados como ese talco que se escapa de las manos
cuando el gimnasta está a punto de acometer un salto que lo llevará a las simas oscuras e imperfectas,
treinta y seis meses respirando libélulas, salitre, golosinas envueltas en serrín usado,
lo conocía, lo había probado,
es negro su interior,
y mendigo que alguien escuche lo que hay dentro de la caja,
que se crucen los trayectos de días y de ausencias,
sin más baraja que la ya barajada,
tan confusa que no se distingue en la oscuridad.
Llega la pregunta desde muy lejos,
de más allá de los fundamentos del corazón “¿en cuanto días quieres que llegue?”
¿cuánto cuesta la velocidad?
infinitos y diminutos segmentos van tirando de la misma pregunta respuestas,
caen como confeti en esa oficina de correos,
¿qué respuesta merezco?
¿a qué soledad me adscribo?
No lo sé, llevo en ese paquete mi corazón,
si lo agitaras mecerías mi alma,
no sé qué prisa tiene el silencio, los asientos vacios, los cigarros, los caminos de tierra, los azotes, las bolsas de plástico,
señora, no lo sé, que camine hacia su destino,
que llegue y no sea negra piedra.
Me entrega un papel donde justifica datos y coste,
no son sueños, ni primeras palabras,
se cierra mi número en su tiempo
y no lo volveré a ver.

lunes, 29 de octubre de 2012

LUGARES OSCUROS

“Nada es trivial una vez han desaparecido los que amamos”
                                  (Derek Walcott)


He comido, sin saberlo, del espíritu de las generaciones precedentes,
sus ríos son mi sangre, sus vocablos mis pensamientos,
he caminado con los objetos soñados y con sus cenizas,
restos de los ritos, caminos que separan la tierra firme del lodazal,
son las preguntas las que han rozado el sublime cénit.

Sigo de lejos el tributo a una persona ausente,
erigen monumentos en su memoria,
durante un tiempo alguna calle con su nombre,
no es decisivo saber nada de él para que exista,
estaba en ese pasado terco que tira alfombras mientras queda un espacio libre y quema recuerdos generación tras generación,
sin embargo siempre huele a niebla y escarcha, hojas tiernas y pisadas, da igual por quien.

Viendo que los ausentes también siguen a los vivos allá donde vayan,
que la red de emociones se agiganta, se aleja con un pie pero nos sigue dando la mano,
cierro los ojos y tuerzo el dolor que me acompaña como un tintineo que durará mientras fluya el aire
y pregunto por los míos, por los silencios realmente míos,
y el tiempo que debo estar necesariamente aquí,
concéntrico una persona con otra,
no sé cuando debo terminar, he perdido demasiados cascotes
me cuesta reconocer que ese que habla soy yo.