jueves, 26 de noviembre de 2009

PURA LÓGICA

“Hay en el aire un olor tan fuerte…”
(Elisabeth Bishop)



El hedor salpica con la misma insistencia que tiene el mar,
pudriendo los edificios, colmándolos de un olor nauseabundo,
que se infiltra por las grietas, hasta el último pensamiento, saturándolos,
es el final del viejo lenguaje.
Entonces es lógico que a los planetas no les duela cuando se colapsan,
rompiendo su inercia y su escala,
sin conciencia de lo que representan.
De la misma manera es normal que una carta descubierta al azar
sea poco práctica para tomar decisiones,
mejor esconderla en la mano, soplar y hacerla desaparecer.
Los magos así lo hacen y nos invitan a imitar su gesto,
por muy rápido que lo hagan,
con la mismísima seriedad de un entierro,
aunque amplíen la órbita de los brazos,
la manos nada pintan,
es el momento de errar,
de elegir en silencio,
alentados por la voz interior
sabiendo que nos volveremos a equivocar.