miércoles, 26 de noviembre de 2008

PASEO ANTONIO MACHADO

Hubo un día, o más de uno, que no dije lo que debía,
sin réplica posible iba la maquinaria incinerando el paseo,
muy diligentemente te convertía en tierra quemada,
en un lugar donde jamás volver.
Pasados unos momentos
el orgullo me impedía reconocer que la tormenta pasada no la creé en su justa medida,
¿mayor error que cerrar los ojos era posible?
¡qué estúpido!
oía crujir el suelo
y no sabía como huir, como buscar tu perdón
y callaba hasta amontonar tantas ideas peregrinas
que ni notaba tu mano escarbar en mi bolsillo en busca de refugio.
Ojalá pudieras oír esta disculpa algún día.

viernes, 14 de noviembre de 2008

A PLENA INTENSIDAD

A Francisco León

Como un joyero de ausencias
y sin control caes,
es tarde
y se ha hecho el silencio en la torre de marfil.
¿Qué se espera de ti?
Poca cosa,
una vez desaparecida la sombra,
los rizos arrojados a la corriente,
te queda, pues, marcar con rotulador los bordes
y circular.
El fruto de todo es siempre el mismo:
suciedad, papeles químicos y destierro,
aunque los disimules leyendo un libro me estás escuchando,
después romperás tu promesa y describirás lo que ves,
será un día memorable.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

UNA EXPLICACION

No me hace falta conocer los nombres allí colgados para saber que son verdad,
aunque el viento enrabietado los gire, los empuje contra los árboles o los enrolle contra los cables de alta tensión,
igualmente podrá leerse su antigüedad y el porqué merecen ser rescatados de la nada.
Hoy, un día cualquiera de Octubre, han arriado las banderas,
tal como explica el manual las han recogido y llevado a un lugar seguro,
posiblemente al cuarto de los trastos
y han colgado un enorme cartel donde explican que morir no significa nada.
De vez en cuando sale algún empleado de la fábrica,
ajeno al furor y la rabia,
atrás quedaron los días de claxon y saludos solidarios,
en este lugar donde los semáforos nos dividen y nos azotan las culpas,
durante treinta segundos bombea además de sangre perseverancia,
por estar aquí sentado, por diferenciar los colores
y luego arrancar como si nada.