martes, 15 de diciembre de 2009

ORACIÓN

Cuando mirabas de reojo
por si la luna había atrapado a las nubes
y sonreías porque se sepultaba la luz,
caía dentro del vaso que cierra mi corazón unas gotas amarillas, una resina que parecía no resbalar
pero que en cuanto pulsaba la primera célula
tenía que entornar los ojos porque sabía que no era palabra dada para durar
y me sumía en el gran sueño de resistir mi paladar contra el tuyo,
escuchándolo bombear me dormía.

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