domingo, 5 de julio de 2009

CARMEN SKORPIO

Al asomar la cabeza para sacar aire
y respirar lo mismo que tú, sonreímos,
fue la única vez. Aún no me habías oído
y podías soportar un error.
Luego los cromos,
las piedras, las subordinadas,
esperabas a ras de suelo que la metralla acabara lo antes posible conmigo
o un fallo en la pronunciación te abriera un espacio por donde salir,
no ocurrió nada, narré una vida,
árbol sin garras, líquido no potable, retales, tantos, que acabaste sepultada.
Corriste para no tener que mirarnos en el andén
y antes de soplar tu olor de mi cara estabas fuera,
aunque arañe las teclas,
pregunte por la distancia otra vez
no había más franqueza en mis lecturas,
peñascos sorprendentes caídos en nombre de las causas falsas.
No he pasado la prueba.

No hay comentarios: