jueves, 14 de febrero de 2008

RIZOS Y NUMEROS


Ya veo que los acantilados siguien siendo acantilados,
aunque los escondas en cajetillas de tabaco,
que los hematomas jamás flotarán por esa larga serie de catenarias
y, como siempre, las células muertas serán suplantadas por otras que saldrán del paso.
Del armario y las perchas el pañuelo dorado que ininterrumpidamente vaga hasta soldar las
esperas en las marquesinas,
luego el sacrificio, el olor a cebolla que completa la masa y el silencio.
Me pides que observe el esfuerzo con que canibalizan los otros paseantes nuestro itinerario,
y la nuestra mayor hazaña es mantener en equilibrio el humo,
no es suficiente, lo sé, has esperado a que las preciosas naos sostuvieran el mar a sus pies
para pedirme que no era suficiente, lo has aclarado muy bien apartándome las sábanas,
claro viento que mezcla mi hálito con los sueños.

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