domingo, 22 de julio de 2012

TAPAS DE ALCANTARILLA

Me enseñaste tus heridas,
según la luz que les daba parecían más grandes,
me relataste lo que ocurrió cuando te las hiciste
y que hubiera sido de tu vida de no tenerlas,
así se desgajó una hebra de la tarde,
la ignoramos a la luz del comedor,
parecía que no querías pasar página pues volviste a explicarme,  palabra por palabra, la misma historia,
quizás sea hora de interrumpirte,
no caerán más tiras, no llegaré más lejos,
estaba todo en los cinco primeros minutos de tu charla.

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