domingo, 29 de abril de 2012

LA LETRA PEQUEÑA DEL ÁMBAR

Este, que yo recuerde, es el invierno más largo al que he asistido,
parecía agarrado a las columnas de los árboles,
a la ropa gruesa tendida en los alambres,
al vaho de la calefacción,
deshacerse de él ha sido como evitar una visita inoportuna.
Ahora que se ha ido pensé que estarías mejor acariciada por los sonidos de la calle
y de la luz de los nuevos tallos.
Pero del letargo no has querido volver,
llevas ya el invierno en el sangre
y el frío pegado a la cara,
te abraza su silencio prolongado,
vives ya sin letras, vives de los símbolos,
has perdido la astucia,
y vuelcas en esa mancha el infinito.

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