sábado, 24 de septiembre de 2011

JUAN CARLOS ORTEGA TRAS LA PISTA

Alguien dijo que leyendo un poema de abajo a arriba debía igualmente mantener su sentido,
era un método para demostrar su solidez,
una regla exacta, cúbica, por donde deberían girar a 90º todas las palabras, sus significados y ambivalencias hasta llegar al centro que es el punto de partida,
principio corriente pero no raíz,
porque en la densidad del núcleo se desprenden los misterios que caen ingrávidos en la materia,
tierra fértil donde las larvas sueltan desordenadamente los pulcros sistemas de pausas,
esas que transitan entre dos cascadas,
que nos hacen adorar la vida porque ruge descarnada y violenta,
presta a sepultar a sus hijos, a destrozar lo que sea con tal de cuadrar el círculo
y volver a Ortega habiendo fracasado.

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