La avenida hacia el bosque cierra el paisaje,
mis pisadas hacen alzar los pájaros,
su ruido no saldrá del confín de estos árboles.
Acorralado el viento,
silva apresurado,
¿qué he venido a hacer aquí?
ni hago falta, ni se me esperaba,
¿para qué entonces?
Nada es ajeno en este campo silente,
al mirarlo, al pisarlo creo que ya me pertenece,
y al volver a él repetidamente, un derecho sistemático a soñar que he vivido allí y que he perdonado errores ocultándonos,
cierra la posibilidad de entender porque acudir de nuevo.
Posiblemente en busca de una amnistía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario