domingo, 18 de mayo de 2008

FINIQUITO

Las ruedas de hierro pulverizan
el rastro de los galápagos, los raíles en miniatura, las placas kilométricas,
tanto da su resistencia,
tanto da si, empujados por la primavera, nuevos tallos pugnan por salir.
Carecerá de importancia,
darán las pasadas necesarias hasta encajarlos con el resto de la basura,
terminarán por hacerla sucumbir,
entonces la tristeza de cuando el tiempo no es bastante
y es más placentero gritar y tener la satisfacción de oírlo rodar por las comarcas
hasta llegar a la última excisión
cuando en la vida ya no hay más preguntas
ni tierra por la que justificarse.
Desde la casa, en su orilla, por la ventana desde donde veo pasar a los vehículos
ensordezco ante el corrimiento de grava que me oscurece el ánimo
porque he llegado aquí.

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